Jillina es una gran maestra, coreógrafa y bailarina, considerada de las mejores del mundo y lo es. Yo doy cuenta de ello, es una crack, pero además a nivel personal es un encanto, es muy accesible. Aunque esté hecha polvo siempre tiene una sonrisa, un buen consejo o ánimo para las alumnas que, como en mi caso, las ve de año en año.
Para mí ella es una inspiración. Ella e Ivana son mis grandes maestras en este sinfín de aprendizaje de la danza oriental.
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